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No es uno de esos hallazgos que “llevará la ley de Moore al siglo XXI”. Menos aun uno de esos avances que desarrollara exponencialmente la velocidad de tu computador, ni del acceso a Internet. Los bioordenadores son como ese amigo tímido de tu universidad que jurabas que iba a tener un “gran futuro”.   Cuando hablamos de tus computadoras tenemos dos secciones principales. Una utilizar < las estructuras biológicas de organismos existentes para computar cálculos, mientras que su oposición intenta hacer uso de organismos enteros como partes de un computador.   La primera ha logrado, por ejemplo, utilizar células humanas para hacer sumas y restas binarias. La segunda ha utilizado moho para optimizar vías férreas.

Células computacionales

Reduciendo el proceso se puede deducir que podemos usar células para computar. Se trata de un desarrollo que aún se encuentra en pañales y que tardaría décadas en asimilar al poder de proceso de un smartphone de escala baja.   Ni hablar de los grandes centros de procesos que calculan las simulaciones científicas, que diseñan los juegos del futuro.   El organismo en cuestión es el Phvarum polycephalum, un moho fácilmente cultivado en un laboratorio y alimentado con avena.

Circuitos biológicos

El moho se convirtió en el encuentro de las dos corrientes y fundó así una nueva área de la biocomputación. El moho de lodo es el primer ejemplo preciso de un organismo que optimiza y a la vez es utilizado como medio de procesamiento.   El problema es descubrir una aplicación fuera de la investigación de frontera. Se deduce que pueden servir como circuitos de ordenador, sé cree que podrían funcionar como interfaz entre computadoras, se especula que podrían hacerse implantes que ataquen tumores. No se sabe.   Lo que sabemos es que sabemos que se puede crear una red de mohos que se a la que se le pueden agregar nanopartículas magnéticas para hacer que circulen por los tubos del moho, y si se le suman habilidades para que interactúan eléctricamente si tiene un chip biológicos.

El futuro del moho

Sabemos que el moho tiene cargas eléctricas y que los ordenadores digitan usando energía. Utilizando la energía del moho se puede hacer un sistema de puertas lógicas. Por el momento se han tenido problemas con el experimento.   Los resultados avanzan lentamente hacia una reunión entre los sistemas biológicos y electrónicos, la ciencia siempre ha tenido la costumbre de sorprendernos con descubrimientos accidentales o pocos esperados.   Si lo que están buscando una revolución en la computación a la cual pegarle el ojo enfóquense en la computación cuántica.